En el marketing digital, lo que no se mide, no se conoce y, por lo tanto, no se mejora.
Es una de las primeras cosas que debes aprender ya que las métricas, aunque muchos las odian, son la forma en que puedes saber si tus campañas están funcionando o no.
Imagino que conoces (o al menos te suena) Google Analytics, por ejemplo, que disecciona todas las métricas relacionadas con las visitas a tu web.
Y seguro que más de una vez has echado un vistazo a los famosos “insights” de redes sociales como Facebook o Twitter.
Pues bien, en el email marketing también hay métricas y debes estar atento para ver cómo están funcionando tus campañas de email más allá de calibrarlo en base a las respuestas que recibes, por ejemplo.
En este post te voy a hablar de la gran obsesión del email marketing: la tasa de apertura de los correos electrónicos.
¿Qué es la tasa de apertura?
La tasa de apertura es la métrica que indica qué porcentaje de usuarios ha abierto uno de tus emails.
Se calcula dividiendo el número de correos abiertos por el número de correos que se han entregado. Es decir, si se han entregado 175 correos y se han abierto 23, la tasa de apertura es del 7,6%.
Es importante que diferencies entre correo entregado y no enviado. Los emails que rebotan, es decir, los que no llegan a la bandeja de entrada del usuario por cualquier problema, no cuentan para calcular la tasa de apertura.
De hecho, otra de las métricas que te proporcionará tu gestor de email marketing es la tasa de rebote, es decir, qué porcentaje de los emails que envías no llegan a sus destinatarios, que se une a otras como la tasa de bloqueo, la tasa de spam o las bajas.
Ojo en especial a la tasa de spam: si varios usuarios te etiquetan como correo no deseado quiere decir que te estás equivocando bastante con los contenidos que les envías…
Si envías emails para vender o para sumar visualizaciones de un video o para aumentar los seguidores de tu red social principal, lo primero que debes conseguir es que el usuario abra tu correo cuando lo vea en su bandeja de entrada.
Sí, es de Perogrullo pero es que todavía hay emprendedores que no prestan atención a la tasa de apertura de sus emails y, cuando las cosas no marchan, lo último que comprueban es si su estrategia de marketing está funcionando.
¿Cuál es la tasa de apertura normal?
Antes de empezar a soltar cifras por aquí, tengo que hablarte de cómo ha cambiado la medición de esta métrica en los últimos tiempos y cómo afecta a su fiabilidad.
En los últimos años y atendiendo a las nuevas políticas de privacidad de datos, hay proveedores de correo electrónico que limitan o incluso inhabilitan la facultad de las herramientas de email marketing para detectar las aperturas de los correos.
Esto se traduce en que se puede perder exactitud a la hora de medir las tasas de apertura pero, por suerte, tenemos otras métricas para confirmar esta información como la tasa de clics y la tasa de conversión.
Pero vamos a lo que interesa.
Una buena tasa de apertura está entre el 20 – 25%.
Aunque si se trata de emails transaccionales, lo ideal es que la apertura promedio esté en torno a un 30%.
Además, ten en cuenta que no todos los sectores comparten las mismas tasas de apertura por lo que te recomiendo investigar cuál es la media en tu sector.
Aquí te dejo un análisis de la tasa de apertura por sectores hecho por la compañía SendinBlue que te puede servir como orientación.
Mira, estas son métricas de mi email diario. Ya ves que superan los porcentajes que te he indicado arriba.
Esto quiere decir que los contenidos que escribo están muy alineados con las personas que tengo dentro de la lista. Estamos hablando de un mail que reciben de lunes a viernes, es decir, no es un lanzamiento, son emails recurrentes.
Así puedes mejorar tu tasa de apertura.
Llegados a este punto querrás saber qué tienes que hacer para mejorar la tasa de apertura de tus correos electrónicos.
Lo primero es que ya sabes que aquí no hay nada mágico ni milagroso.
Yo te voy a decir cuáles son los elementos que influyen en la tasa de apertura pero tendrás que ser tú quién decida la mejor forma de optimizarlos en base a tu público objetivo para conseguir mejores resultados.
Pon un remitente conocido
Si no aparece un remitente confiable o conocido, lo más seguro es que el usuario te mande a la papelera o a spam.
Por eso no olvides configurar el remitente de tus correos para que el usuario sepa en todo momento que tú eres quien envía esa newsletter.
Pon tu nombre, el nombre de tu negocio, añade la palabra “newsletter”… Lo que prefieras pero que el usuario te pueda identificar al primer golpe de vista.
Pide que te añadan a la lista de contactos
En ocasiones las newsletters no superan el filtro y acaban en la bandeja de spam, por lo que el usuario no abre tus correos simplemente porque no los ve.
Para evitarlo, podrías pedir a tus suscriptores que te añadan a su lista de contactos para asegurarse de que tus correos siempre van a aterrizar en su bandeja de entrada.
No puedes asegurarte de que lo hagan pero puedes intentarlo.
Cuida la línea de asunto
Esto es básico así que te recomiendo dedicar un momento a pensar la forma de incentivar al usuario a leer tu correo solo con el asunto.
Aquí tendrás que hacer uso de técnicas de copywriting para saber cómo despertar el interés del usuario: recalcando beneficios, haciendo hincapié en peligros, presentando oportunidades, despertando la curiosidad…
Recuerda: nada de clickbait y nada de clichés. Cúrratelo.
El preencabezado
Trata de que la primera línea de tu email sea lo bastante atractiva como para que el usuario quiera abrir para seguir leyendo.
Sobre todo, despierta el interés y la curiosidad, aprovecha lo cotillas que somos todos para que el usuario haga clic.
Además, da un aspecto más cuidado a tus correos y transmite cierta preocupación por esos pequeños detalles.
Haz test A/B
Los tests A/B consisten en enviar distintos emails a distintos segmentos de tu lista para comprobar cuál funciona mejor.
En cuanto a la tasa de apertura puedes enviar una línea de asunto a una parte y otra distinta a la otra y ver cuál consigue más aperturas.
No te recomiendo hacer estas pruebas con una campaña de email marketing que sea importante como un lanzamiento, por ejemplo.
Crea contenido fresco y actualizado
Tu contenido debe ser interesante para tus usuarios para que siempre que vean un correo tuyo en su bandeja de entrada lo quieran abrir.
Para esto debes tenerles bien cogido “el punto”, es decir, conocerlos muy bien y saber qué es lo que les gusta.
De hecho, si cuentas con perfiles distintos en tu lista, en ocasiones puedes enviar un determinado contenido solo a los perfiles interesados en él.
Si empiezan a aburrirse o tu contenido es demasiado predecible o repetitivo, dejarán de abrir tus correos y, por ello, perderás conversiones.
Limpia tu base de datos de vez en cuando
¿Para qué quieres tener en tu lista a suscriptores que llevan meses sin abrir tus correos? Para nada, así que no está de más que des de baja a aquellos que no les interesa tu contenido y no se van a convertir en clientes.
De esta forma, tu tasa de apertura será más realista ya que tendrás en tu lista a usuarios que sí suelen mostrar interés en tus contenidos.
Si quieres, puedes hacerles un último envío advirtiéndoles de que les eliminarás de la lista a menos que te indiquen que quieren permanecer en ella.
Pero entonces… ¿sirve de algo la tasa de apertura o no?
¡Claro que sí! Sigue siendo un buen indicador de cómo están funcionando tus emails aunque, como te decía más arriba, lo ideal es combinarla con el resto de métricas para que tengas una visión más completa.
Es decir, lo que no puedes hacer es conformarte solo con ver la tasa de apertura: comprueba también los clics en los enlaces y las conversiones (ventas, suscripciones, visualizaciones, etc…) que hayas conseguido.
Como ves, controlar la tasa de apertura es posible siempre que conozcas muy bien a tus suscriptores y también las formas de persuadir a través de una línea de asunto, la principal oportunidad que tienes para conseguir que abran tu correo.
Este tipo de detalles son los que trabajo con mis alumnos en Aprende A Vender. Ahí dentro les ayudo a revisar su negocio de arriba a abajo para levantarlo mes a mes. Y es que un negocio es algo vivo. Vemos cómo dominar las reuniones, presentar presupuestos que conviertan, gestionar las objeciones de los clientes…
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